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Cuchillos

Historia y descripción de los cuchillos canarios

Agosto 2005

Cuchillos artesanales en España

Sobre el origen de los cuchillos canarios no se ha escrito demasiado, y se ha investigado aún menos. El desprestigio y consiguiente abandono de las labores artesanales en España durante el período desarrollista del siglo XX hicieron que los cuchillos -artesanía y herramienta a la vez- sufrieran doblemente esa cruz. Así, no es difícil percatarse para el estudioso o el aficionado a los cuchillos de lo excepcional que resulta poder adquirir cuchillos o navajas artesanales en distintos lugares de España, un país rico en manufacturas en general y en armas blancas en particular.

Aparte de la navajas de Taramundi y los cuchillos canarios, poca más artesanía de calidad de este tipo de armas blancas podemos encontrar en nuestro país. Es cierto que las navajas albaceteñas gozan de fama merecida, pero en la mayoría de los casos las hojas y muchas de las piezas son industriales y no artesanales.

El cuchillo canario

La importancia de la manufactura canaria está más en la conservación y desarrollo de las tradiciones y las técnicas que en su originalidad.

Las hojas no son de gran calidad y su factura es más la de un cuchillo agrícola que de un elemento de defensa, militar o suntuario, pero la elaboración del mango ha llegado a convertirlo en un objeto de distinción personal y con una carga antropológica muy importante.

Muchos de los cuchillos que se venden ahora vienen con hojas prefabricadas, como sucede en otras manufacturas, como en los puukot o cuchillos finlandeses, pero entre algunos artesanos se realizan verdaderos esfuerzos para que hoja, mango y funda salgan del mismo taller y de la misma mano, convirtiendo algunos cuchillos canarios en verdadera artesanía, y no en mera artesanía de mangos con una hoja folclórica o de alta tecnología, añadida para rebajar el precio, mejorar la venta o proporcionarle valor añadido.

Origen de los cuchillos canarios. La hoja.

Sobre el origen de los cuchillos canarios se ha especulado que su denominación "naife", por la que también se les conoce, indica un procedencia británica (knife=cuchillo). Sin embargo, con sólo echarle un vistazo a cualquier pieza, se nos antoja que el origen es morisco, quizá norteafricano, pero en cualquier caso oriental. La influencia oriental en las armas y cuchillos europeos es más patente en la cuenca mediterránea que en los países atlánticos.

Así, algunos cuchillos corsos tradicionales son parecidos a los cuchillos canarios, muy emparentados ambos con nuestros actuales cuchillos multiuso de cocina. El tipo de hoja de un solo filo así nos lo indica. También los grandes cuchillos llamados facones siguen este patrón. La gran desproporción de tamaño entre hoja y cabo (empuñadura) de los cuchillos canarios se repite en los facones, los cuchillos actuales de cocina y los cuchillos tradicionales corsos, que añaden en ocasiones una pequeña sierra en el lomo de la hoja, siempre mucho más grande que la empuñadura.

Según algunos estudiosos, como Alejandro Moreno Marrero, el origen de este cuchillo es el resultado de la evolución sufrida en las islas por un cuchillo hispanoárabe, que en Canarias fue modificado por los artesanos locales con el fin de satisfacer las necesidades del hombre canario dedicado al trabajo de las plataneras.

De este modo, podemos encontrar cuchillos albaceteños del tipo A fabricados en el siglo XIX que son similares a los canarios. Las grandes dimensiones de la hoja -de un solo filo-, hoja triangular, combadura del lomo hacia la punta y profusa decoración de la empuñadura - sin defensas- son el antecedente más cercano.

Hasta el siglo XIX no toma su forma actual el cuchillo canario, pues las importaciones de hojas de acero procedentes de Albacete y Toledo y estilo mudéjar condicionaron el cuchillo desde sus inicios (siglo XVI), hasta que el uso agrícola confirió modificaciones a las hojas, que se hicieron en diversos tamaños (de 15 a 23 cms.) y con la característica muesca en la parte posterior de la hoja, con objeto de favorecer la ergonomía para pulgar e índice a la hora de "segar" las hojas de las plataneras, una indicación para que los operarios que venían detrás supieran qué piña de plátanos había que recolectar.

Con todo, son los mangos los que les confieren a este tipo de cuchillos su principal valor, por su factura y sus materiales, en muchos casos hueso de vaca, cuerno de carnero, latón, oro, plata y recientemente aluminio. El nácar también se ha incluido en ocasiones en los ejemplares procedentes de La Gomera.

Actualmente, algunos artesanos realizan también la hoja, de muy inferior calidad que si proveniese de una herrería especializada, pero con la que las piezas ganan en valor artesanal, una condición enormemente apreciada por los coleccionistas más entendidos.

La empuñadura

En el cuchillo lapón o puukko, la técnica de realizar las empuñaduras es similar, con círculos de hueso, asta y madera perforados e introducidos en la espiga de la hoja. Después, mediante limas de distintos grosores se desbasta y se pule, hasta conseguir el acabado deseado.

Sin embargo, los extremos de la empuñadura se sujetan con casquillos metálicos, al estilo de las navajas albaceteñas y francesas.

El taraceado o incrustación de láminas de metal u otros materiales es una técnica árabe presente en la artesanía desde África del Norte hasta Indonesia, y que en España transmitieron los artesanos que procedentes de Al Ándalus no fueron expulsados o no emigraron al Magreb. Se hacen muescas con limas o filos y se incrustan los materiales nobles que se desee.

Las fundas

Las fundas han sido tradicionalmente menores a la hora de prestarles atención por parte de los artesanos. Tampoco nos han quedado demasiados ejemplares, debido principalmente a que el cuero del que estaban hechas se pudre con la humedad y el paso de los años.

Hoy en día podemos encontrar fundas de imitación a piel, de dos piezas planas cosidas con hilos plásticos en el mismo plano, al modo de los cuchillos de monte actuales más comunes. Este tipo de cuchillos también suele presentar hojas de poca calidad, con distintivos comerciales impresos en ellas que los convierten casi en souvenirs.

Por el contrario, algunos montan hojas pulimentadas de buena calidad, que podrían ser de uso cotidiano si así se quisiese, aunque las fundas, destinadas sólo a evitar cortes durante el traslado, son muy similares a las anteriores, pues el destino principal es el coleccionismo de exposición. Con todo, son los cuchillos más cercanos al tradicional cuchillo canario.

Unos pocos artesanos han prestado una especial atención a la realización artesana de todos los elementos. Sus fundas se parecen mucho a las de los cuchillos verijeros argentinos, con su pequeña lengüeta de cuero para sujetarlo en la faja, y con dos remaches de manufactura industrial para sujetarla al resto de la funda. Las costuras de algunas fundas son también similares a las fundas de algunos puukot, ajustándose el cuero a la forma de la hoja.


José Luis Muñoz Mora


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BIBLIOGRAFÍA

MORENO MARRERO, A. C., "Maestro Vicente Batista Léon y su contribución al mundo de la cuchillería en Canarias" (2003, Infonortedigital); "El monumento al Cuchillo Canario" (2004, Infonortedigital).

MURCIA SUÁREZ, M., (1997): "Herreros y latoneros: El trabajo tradicional del metal en Gran Canaria"., FEDAC, Cabildo de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria.

MURCIA SUÁREZ, M., (1997): "La herrería en Gran Canaria", "La Cuchillería en Gran Canaria" y "La latonería en Gran Canaria", en EL PAJAR. Cuaderno de Etnografía Canaria. Asociación Cultural "Día de las Tradiciones Canarias". Pinolere. II Época, nº 2, Agosto, Anual, La Orotava, Tenerife




ENLACES



Artesanos en Tenerife

Cuchillos canarios


www.terra.es/personal8/jlmmora/cuchillos-canarios.htm






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