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Astronomía

Ciencia espacial en España.


20 de julio 2005

El desarrollo histórico de la Ciencia en España es una consecuencia de las políticas científicas de los distintos gobiernos a lo largo del tiempo, pero también del desarrollo económico en cada período que se considere. La aeronáutica o navegación aérea y su desarrollo aeroespacial han heredado la situación de sus precursoras, la automoción y la navegación.

El desarrollo mundial de la ciencia aeronáutica, surgido en los primeros años del siglo XX, aconteció en España durante un período de influencia en retroceso, por la pérdida de una guerra colonial y por políticas claramente desacertadas, con escaso aprovechamiento de la gran oportunidad de la Primera Guerra Mundial y el colofón de un conflicto bélico civil 30 años después. Una excepción fue la instalación en Tenerife de un observatorio astronómico y meteorológico.

Pero si buscamos causas más remotas, no deberíamos desechar la importante pérdida de buques de guerra en el conflicto contra Inglaterra a principios del XIX, y la invasión posterior de los ejércitos de Francia, además de los conflictos civiles -ultramarinos y peninsulares- y la inestabilidad política que condicionó todo el siglo XIX español.

Si España se había caracterizado a lo largo del principio de la Edad Moderna por su capacidad para diseñar y construir buques mercantes y de guerra, es a raíz del éxito industrial de países como Alemania, Italia, Gran Bretaña, Estados Unidos y Francia, cuando la débil economía española, condicionada por la manera rentista de generar beneficios en ultramar y las exportaciones limitadas, se queda atrás en la investigación, el desarrollo y la construcción de buques metálicos, sus propulsores y sus pertrechos.

Los pioneros de la aerostación en España y de la navegación submarina no tuvieron el apoyo industrial, económico y político suficiente para superar la fase de pruebas, entre otras cosas por el escaso desarrollo científico y técnico español, las deficientes o inexistentes ayudas oficiales y la inestabilidad sociopolítica del país.

Durante el siglo XIX, para armar una flota con los primeros buques blindados de nuestra Armada fue necesario recurrir a astilleros británicos y franceses, con lo que perdíamos una de las características que definen a una potencia militar: su autonomía armamentista.

El siglo XIX español está cargado de conflictos bélicos europeos, invasiones, guerras civiles y coloniales, inestabilidad política, crisis económicas e institucionales, consecuencia de una mala adaptación a las nuevas ideologías y a los grupos de poder dominantes.

Con este panorama, la automoción y la aeronáutica, que fueron parejas en sus inicios, no pudieron desarrollarse en España como en otros países de nuestro entorno. Aún así, la Guerra de Marruecos en los años 20 del siglo pasado sirvió para realizar ensayos tácticos con los aviones como elemento de apoyo, observación y bombardeo ocasional, pioneros en Europa. También el autogiro de La Cierva, los Hispano Suiza y los submarinos de Monturiol, Peral y otros confirmaron la excepción a la regla.

Es, sin embargo, a raíz de la Guerra Civil de los años 30 cuando las precarias estructuras industriales se desmoronan, debido al caos en el que se sume la República, a la destrucción propia de la guerra y a la fuga de cerebros, temerosos de ser objeto de represión política y desmotivados por la falta de oportunidades profesionales.

El estallido de la Segunda Guerra Mundial, que podría haber servido de cierto revulsivo -como en la Primera- a la economía española por su neutralidad, se convierte en una pantalla, pues las exportaciones españolas se limitaron al wolframio y condicionó enormemente la recepción de ayudas al desarrollo por parte de dos de los aliados iniciales de los vencedores en la Guerra Civil: Alemania e Italia, implicados de lleno en la guerra y a la postre derrotados en la contienda, con lo que ni éstos pudieron prestarnos su ayuda en un primer momento, ni los vencedores aliados se animaron a invertir en un país "colaboracionista", entorpeciendo incluso los suministros a España de petróleo durante el conflicto.

Y así llegamos a los años cincuenta, en los que las nuevas necesidades estratégicas de Estados Unidos -el gran beneficiado de la guerra- les obligan a acercarse a España, en un periodo de máximo desarrollo de la aeronáutica mundial -cuyo máximo exponente eran las V-1, las V-2 y los aviones a reacción alemanes- y en el que España apenas acertaba a reparar las aeronaves con motor de explosión heredadas de la Guerra Civil.

A partir de entonces llegan algunos buques, carros de combate y aviones de reacción procedentes de la cooperación norteamericana y se construyen bases aéreas y estaciones de seguimiento espacial.

La formación de pilotos de combate españoles en Estados Unidos, su conocimiento de aeronaves modernas, el desarrollo de la aeronáutica civil en España debido a la demanda turística, la estabilidad política, la creación de nuevas industrias, la mejora de las condiciones de vida de la población y el consiguiente aumento de la demanda interna, los nuevos planes de estudio y el paulatino aperturismo del gobierno español y su economía, acelerado por el cambio político de mediados de los 70, propician el acercamiento de la aeronáutica y la ciencia españolas a estándares europeos, aunque manteniéndose a una distancia que los hace inalcanzables, al menos en tres décadas.

Actualmente, el abandono de grandes programas espaciales de carácter exclusivamente nacional, la venta de empresas navales militares y de automoción a capital extranjero y la absorción de las pocas empresas aeronáuticas españolas por parte de multinacionales europeas, hace que esa distancia se nos antoje practicamente insalvable.

Es en el terreno de las ingenierías naval y eólica donde la ciencia aplicada española tiene hoy su punto fuerte, acompañadas del desarrollo de aplicaciones informáticas, básicas éstas últimas para cualquier sistema de armas actual o desarrollos aeroespaciales.

Partiremos de aquí para dibujar el presente y futuro de la ciencia espacial en España a través de diversos enlaces, esperanzados en el avance económico, en las políticas más acertadas y en la capacitación de profesionales, con objeto de generar una industria aerospacial autónoma, o al menos capaz de fabricar satélites de uso exclusivo y poner en el aire aviones tácticos con total independencia de componentes, programas o tecnologías "cautivas".


Enlaces


Programa Nacional del Espacio (PNE)

El Programa Nacional del Espacio (PNE) es el instrumento del Plan Nacional de I+D+i (2000-2003) diseñado para impulsar la investigación, el desarrollo y la innovación espacial en España y para dar respuesta a las necesidades del sector espacial español, reforzando su posición tecnológica y favoreciendo su internacionalización. Este programa es gestionado en su vertiente industrial por el CDTI.


Desidia de la Administración Española por los meteoritos

2 de diciembre de 2007

Decenas de extranjeros han recogido o comprado por Internet framentos de un meteorito caído en La Mancha y procedente del Asteroide Vesta. Mientras los estadounidenses se han gastado cerca de 400 millones de dólares en enviar la sonda Vesta para recoger muestras, nosotros, que lo tenemos gratis, permitimos la depredación extranjera en nuestro suelo.

Hay personas de ciertos países que gastan el tiempo en el estudio y también en expoliar. Acordémonos de Erik el Belga, saqueando nuestros tesoros artísticos, los cazahuevos austríacos que diezmaron los nidos de halcones españoles y todos esos turistas, cientos de miles, que aprovechan su prolongado tiempo de ocio para peinar los maltrechos campos, iglesias y bibliotecas españoles, acaparando, como urracas, cualquier cosa de valor que echarse al morral. Y mientras tanto, las autoridades españolas, mojigatas, hacen la vista gorda, quedándose pasmadas ante tanta depredación.

Gastarse el dinero en servicios secretos implica considerar cualquier bien del territorio como bien a proteger, también vigilar a tanto extranjeta descontrolado, porque su destino es salir fuera. Casos recientes, como el supuesto expolio del barco Odissey y el robo de mapas de la Biblioteca Nacional son ejemplos que sólo tímidamente se tratan de evitar.

Podemos seguir gastándonos el dinero en programas de televisión para descerebrados y trufando de política de partido la educación española, mientras nuestros estudiantes sacan cada día peor nota en los informes PISA.

Ver sobre esta noticia en El Mundo





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