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La extraña muerte de Adreas Baader

Abril de 2004


En 1977, en un octubre especialmente violento, cuatro palestinos secuestraron el vuelo LH181 de Lufthansa, que se dirigía de Mallorca a Frankfurt. Los terroristas -que decían actuar en nombre de la Organización de Lucha contra el Imperialismo Mundial- exigían la liberación de 11 dirigentes del Ejército Rojo alemán (RAF, Rote Armee Fraktion), más conocido como la banda Baader-Meinhof (Baader-Meinhof Bande).

El avión fue desviado a Roma, y después hizo escalas en Chipre y Yemen, hasta que finalmente aterrizó en el aeropuerto internacional de Mogadiscio, en Somalía. Allí, el 18 de octubre, un equipo antiterrorista alemán del recientemente formado GSG-9 irrumpió en la nave y recuperó el control. De los cuatro secuestradores, tres murieron y uno fue gravemente herido. Todos los pasajeros resultaron ilesos.

El secuestro del avión de Lufthansa fue el tercer acto terrorista planificado con la intención de lograr la liberación de miembros de la banda Baader-Meinhof. El primero había sucedido en 1976, con el secuestro de un avión de Air France, que había sido desviado a Entebbe (Uganda), donde fue liberado en una espectacular operación del ejército israelí.

El segundo secuestro se había producido cinco semanas antes de la operación de Mogadiscio, cuando el Ejército Rojo alemán secuestró en Colonia al industrial Hans-Martin Schleyer y pidió a cambió la libertad de los mismos 11 dirigentes de la banda Baader-Meinhof.

Resulta paradójico que una de las organizaciones terroristas más temibles de los años 70 fuese identificada por el nombre de uno de sus miembros menos politizados. En efecto, quienes conocieron a Andreas Baader en los años 60 lo recuerdan como un hombre más interesado en los coches deportivos y en las mujeres que en los asuntos políticos. Pero Baader se encontraba desempleado y en dificultades económicas para mantener el hogar que compartía en Berlín con la pintora Elly Michel, con quien tuvo una hija.

En 1967, durante una marcha de protesta, Baader conoció a una joven con la que inició una relación amorosa y que habría de cambiar el rumbo de su vida: Gudrun Ensslin, que se había hecho popular por su intervención en una reunión de la Unión de Estudiantes Socialistas, en la que justificó el uso de la violencia contra el Estado. "Es la generación de Auschwitz, no se puede discutir con ellos", dijo.

En abril de 1968 la pareja decidió pasar a la acción. Ese mes atentaron con bombas en dos tiendas, lo que provocó su detención. Mientras se encontraba recluído en 1970, Baader fue entrevistado por una periodista llamada Ulrike Meinhof, quien era una invitada frecuente en los programas de opinión de la TV alemana.

El apartamento de Meinhof era frecuentado por miembros de la extrema izquierda alemana, entre los que se encontraba Horst Mahler, futuro fundador del Ejército Rojo alemán. Fue Mahler quien convenció a la periodista para colaborar en la fuga de prisión de Baader en 1970, y luego para huir todos juntos (Mahler, Ensslin, Baader y Meinhof) a Oriente Medio, donde recibirían entrenamiento del Frente Popular para la Liberación de Palestina.

De regreso a Alemania, la organización se dedicó a asaltar bancos para financiar sus actividades terroristas. Sus acciones más sonadas incluyeron la colocación de bombas en bases militares estadounidenses, en Frankfurt y Heidelberg. Después de esos ataques, los miembros de la banda fueron capturados con pocos días de diferencia.

Baader fue detenido en junio de 1972 a bordo de un Porsche color morado y Meinhof una semana después en Hannover, delatada por un profesor que pensaba que los terroristas hacían un daño irreparable a la causa de la izquierda alemana. Los dirigentes fueron conducidos a una prisión de máxima seguridad en Stuttgart.

El 21 de mayo de 1975 comenzó el juicio a la banda Baader-Meinhof. Casi un año después (9 de mayo de 1976) Ulrike Meinhof fue encontrada ahorcada en su celda. El veredicto oficial fue suicidio, pero una segunda autopsia reveló trazos de semen en su ropa interior y laceraciones en sus muslos, lo que sugería una violación.

En 1977 sucedió el secuestro del avión en Mogadiscio. A cinco horas de la operación de rescate, aparecieron muertos en sus celdas Jean Carl Raspe y Andreas Baader (ambos con un tiro en la cabeza), así como Gudrun Ensslin (ahorcada). Una cuarta terrorista, Irmgard Moller, tenía cuatro puñaladas en su pecho, pero sobrevivió. La versión del gobierno alemán fue que los prisioneros habían realizado un pacto suicida al enterarse que el fracaso de Mogadiscio echaba al traste su posible liberación.

Puede que se tratase de un último gesto que perjudicara la imagen de la Policía. Pero la autopsia de Meinhof y las características de las heridas sufridas por Moller arrojan numerosas dudas sobre lo que verdaderamente ocurrió la madrugada del 18 de octubre de 1977 en la prisión Stammheim, en Stutgart.





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